domingo, 19 de octubre de 2008

Rarezas

De vez en cuando en la vida parece que los astros se alinearan para dejar pasar a la tranquilidad, la certeza, la nada o la calma. O lo que es mejor, la nada Y la calma.
La noche se me presentó así: un viaje que terminó, una ciudad casi desnuda, una tormenta a punto de desatar toda su belleza sin piedad, unas ganas incontenibles de volver por la misma ruta que me trajo hasta acá, una ilusión. Y esa ilusión fue la que luego trajo la tormenta hasta mi cabeza. La ilusión de volver a donde todo lo malo se transforma en bueno, donde las horas no implican "tiempo", donde los veranos son veranos y las flores florecemos.
Después de varios meses, voy en línea recta hacia donde quiero ir aunque todavía faltan varios kilómetros para llegar, tal vez los más largos y difíciles, pero ahora tengo al universo de mi lado.
No siento nada, nada mas que calma. ¿La calma que antecede al huracán?
La lluvia empezó a caer, los rayos iluminaron el cielo regalándome un amanecer ficticio, un piano deleitó mis oídos, la distancia me regaló una conversación que no van a permitirme llamar "loca". Me imaginé bajo el agua, cantando las canciones que saco del alma, pensé en mi y, como siempre, imaginé un futuro.
Pero aún así siento calma...
Hoy, después de mucho tiempo, no me dolió ni el insomnio ni mi viaje al interior de mi.
Esa sí que es una rareza...

jueves, 2 de octubre de 2008

-Insomnio-

Este blog nació para publicar mis "trabajos", pero ya se transformó en mi más público diario íntimo.
Me pregunto si algún día podré ser una periodista más o menos objetiva o estaré atada de por vida a esa patología insistente de gritarle al mundo lo que siento, lo que me pasa y no precisamente respecto a temas de actualidad o de interés general.
Hoy, como cada noche, no me puedo dormir.
Esta vez, me encuentro frente a mi fiel amiga, la computadora, recordando momentos y personas, pensando en un futuro si es que existe uno, analizando mi presente.
Debería más bien dejar que un profesional me analice, porque a veces no puedo sola con mis divagues.
No entiendo porqué mi mente se empecina en controlar la realidad, los sucesos, la vida que me toca, un rato antes de conciliar el sueño.
En lo oscuro de mi habitación, resguardada por las sábanas, repaso recuerdos, imagino que hubiera pasado si en vez de decir lo que dije, hubiera dicho otra cosa. Sueño despierta. A veces lloro.
Hace años que me dicen: ¡No te enrosques! ¡Te complicas sin sentido alguno!.
Nací enroscada, cuando consigo dormirme, entonces duermo enroscada y enroscada me voy a morir.
TENGO que analizar cada cosa que voy a hacer, que voy a decir, cada cosa que me dicen, cada cosa que me hacen, imaginar situaciones para prevenirme de actitudes para algunos inesperadas, buscar un mensaje oculto detrás de cada palabra utilizada en una oración.Soy una calculadora y eso me esta afectando.A mi y a los que me rodean.
Desconfío de todo y de todos, incluso de mi misma. Casi cuatro días después de tomar una importante decisión, me sigo preguntando si fue la correcta. Y voy a seguir preguntándomelo hasta dentro de varios meses. Probablemente, también me arrepienta para luego volver a convencerme de que tome la decisión correcta.
Soy "yo enredadera"...
Desde hace 19 años busco la forma de desenredarme, por supuesto, en vano.