lunes, 20 de abril de 2009

"A fuego lento revoltosas"

Tengo frío desde la punta de los pelos hasta los dedos de los pies...¡pero el cerebro me quema!
El pasado lunes, mis compañeros llegaron al, hasta entonces, I.S.C.C.S (Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social) ubicado en Belgrano 148 de la ciudad de Bahía Blanca, lugar en donde, repito, hasta el el 13 del corriente, estudiábamos periodismo.
En la puerta había un camión de mudanzas. La biblioteca no existía más, al igual que la sala de computación. Los profesores entendían casi tanto o poco menos que los alumnos.
Los directivos dijeron: "Chicos, se vendió el instituto. Ya no pertenece al Círculo de Periodistas Deportivo, pasamos a llamarnos y establecernos en el Instituto de la Bahía (Güemes y Rondeau). A partir del jueves, nos encontramos allí".
Nadie entendía en qué momento se había decidido ni gestionado la mudanza.
El jueves 16 entonces, nos encontramos todos en esa esquina de la ciudad. Y en ese preciso instante comenzaron los problemas (y las quejas).
Nadie me preguntó en ningún momento qué me pareció, cómo me sentía o lo que fuere, pero este es mi espacio y lo voy a aprovechar para contar mi realidad...
Disfruté mucho de los dos primeros años de mi carrera, sinceramente. Mis amigos de Coronel Suárez, cada vez que nos encontrábamos me preguntaban como me iba con el estudio, si me gustaba la ciudad...pero había una parte de la conversación que siempre odié tener. En el momento en que me preguntaban por el instituto (como edificio, claro) sentía vergüenza. ¿A quién le puede gustar decir que, en el lugar donde cursa todos los días, los baños se llueven? al punto de que una ENORME (y cuando digo enorme quiero decir, precisamente, enorme) burbuja de agua se formaba sobre uno de los inodoros haciendo que se dé esta inevitable situación: Yo, Florencia, entro al baño un día de lluvia. Prendo la luz y pienso: Dios, no existís, pero si por esas cosas de la vida existieras, hacé que no me quede pegada a la perilla!!. Zafo de esa. Acto seguido me dispongo a entrar al pequeño habitáculo donde esta el inodoro. Miro para arriba y vuelvo a pensar: soy atea, estoy convencida de que dios no existe pero, con la mala suerte que me caracteriza, le pido a lo que sea que haya en el cielo, en la tierra o donde sea (o no) que no se reviente la burbuja de yeso que contiene esa enorme cantidad de liquido y tenga que salir de acá empapada. Porque, además, ni siquiera hay papel higiénico como para secarse la cara al menos y ver donde esta la puerta para salir del infierno que supone que ese agua caiga!!.
Por suerte, nunca ocurrió tal desgracia, pero estoy segura de que, antes de que terminara la carrera, a alguien le iba a pasar. Mi peor pesadilla se iba a hacer realidad porque ya era inminente.
Por otro lado, evitaba tener que contar también que en primer año, iba a cursar en invierno con camiseta, polera, polerón, bufanda y campera, y no me sacaba ninguna de estas prendas cuando entraba al aula porque allí hacia casi mas frío que afuera...Si, adivinaron! No había calefactor...En época estival, habríamos los diminutos ventiluces como para que corriera un poquitito de aire y nadie se desmayara en el intento de seguir la clase.
En el salón de segundo teníamos algunos problemas con la lluvia también. En esos días, además de elevar una plegaria ficticia al entrar a los sanitarios, nos sentábamos todos en dos filas adelante, bien contra la puerta para que no nos alcanzara la laguna que se formaba minuto a minuto con el agüita que se colaba por la rajadura que rodeaba a la ventana de la calle.
Y para que decir que las computadoras tenían Windows '95-'98. Apenas si andaba Internet.
Las clases de Taller de periodismo Cinematográfico eran mi pesadilla. Yo uso anteojos porque mi vista no es precisamente la de un lince, pero la tecnología del antiguo instituto tampoco colaboraba demasiado.Veíamos películas de los años '50, difíciles de ver hasta en un televisor de ultima generación, en un aparato de 20 pulgadas (el único que había en todo el edificio vale aclarar) colgado de un soporte en un vértice del aula. Imposible distinguir el subtitulado de las imágenes de fondo, después de una de esas clases había que sacar turno en algún masajista porque el cuello, puedo asegurar, no te servía más...
Voy a optar por no seguir con otros detalles referidos a las clases de Radio y TV porque voy a terminar llorando.
Ahora bien, el nuevo y flamante instituto que "compró" la carrera, en nada se parece al antiguo y querido I.S.C.C.S.
Se me dieron vuelta los ojos cuando vi las hermosas y amplias escaleras, las puertas antiguas, altas con vidrios (que además están impecables, lo comprobé yo misma). Abrimos y cerramos las persianas (porque además tiene persianas!!! ) con un botón...¿qué me contas?.
Hay papel higiénico en el baño del cual, hasta el momento, no cuelga ninguna burbuja de ninguna especie ni contenido. Contamos con computadoras ultimo modelo y televisores más modernos de lo que te puedas imaginar. Hoy el director prometió colgarnos para mañana el proyector para PowerPoint con el que cuentan "todas las aulas" (what???) sin dejar de pedir disculpas por la pared de la escalera recientemente revocada y sin pintura, adelantando que en los próximos días estará en las condiciones correspondientes.En fin...con esto creo que alcanza y sobra como para figurar el abismo entre lo que teníamos y lo que tenemos.
Así y todo, esto no termina acá señoras y señores.
Ahora viene lo más importante y razón por la cual estoy escribiendo hoy...
La biblioteca con la que contábamos, de mas de 2 mil ejemplares, se la quedó el flamante Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca (institución que actualmente "apadrina" la carrera de periodismo en el Instituto de la Bahía). Sólo nos dio a préstamo 450 volúmenes, como para que podamos "zafar". Todos los libros tienen en sello de la institución antes llamada Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social. De esos 2 mil libros, muchos (muchísimos) fueron donados por los profesores de las diferentes materias y otros, por el estado. Esos no son precisamente los que tenemos "a préstamo".
Otra cuestión es que "el paquete" que se vendió incluía: alumnos (por supuesto), profesores y administrativos subvencionados. La directora quedó afuera de este "combo". La próxima semana habrá sido removida de su cargo. Por el momento, trabaja en la sala de profesores.
La cuestión que tiene a mi cerebro quemándome adentro del cráneo es que algunos alumnos están enojados porque nos van a subir la cuota (que actualmente es de $118 y sube cuando lo dispone el gobierno de la provincia de acuerdo a una ley que acatan los institutos privados de la provincia), porque el establecimiento es muy lujoso para lo que estamos pagando y encima el reglamento impide ir a cursar de ojotas y/o bermudas, quieren tomar cartas en el asunto para que no echen a la directora...
Yo no digo que esté mal querer recibir explicaciones para ciertas cuestiones que pueden llegar a inquietar, pero tampoco me parece que haya que armar un circo con un solo payaso.
Estoy feliz porque nunca estuvimos mejor. ¿Antes nos quejabamos por las deplorables condiciones en las que nos tocaba estudiar y ahora lo hacemos porque estamos "demasiado bien"?
Hay que frenar la moto, definitivamente.
No sin razones alguien dijo: tenemos lo que nos merecemos.
No conozco bien el negocio, ni bajo que condiciones o circunstancias se hizo la venta del I.S.C.C.S. pero yo se que voy a volver a mi casa tal como llegué a cursar. No me voy a electrocutar, no me voy a empapar, voy a poder trabajar con los recursos que necesito y por los que siempre pedimos. No hay que creer siempre que hay una mano negra atrás de todo lo bueno que vemos o que nos pasa.
¿O acaso será que cuando no hay problemas necesitamos buscarlos por el simple hecho de creerse el papel de periodista comprometido con la justicia social y el bien común, defensor de pobres e inocentes?.
No dejemos que las cosas se nos vayan de las manos. Somos los nuevos allí, pero no necesariamente debemos ser los revoltosos.

2 comentarios:

Diego dijo...

Movidita la cosa, che!
Decí que tuvieron el cuidado de no dejarlos en banda, porque a veces pasa que un instituto quiebra y QUIE
BRA.
y ahí si que el circo se arma pero con leones rabiosos!

Haya paz y disfrute en tu nuevo lugar de estudios.
Besos!

Natys! dijo...

que haces flor?
vos sabes que a mi no me interesaba el edificio del instituto viejo?
nunca le preste atencion a esas cosas que a veces afean las intituciones, la verdad ni pelote, ahora que lo decis, puede que haya estado medio desarmado, pero nose, hay algo que extraño, la exclusividad, nose, hay algo que todavia hace que no me guste nuestra nueva casa, vamos a ver que es

besos!